jueves, 9 de abril de 2009

Momentos de ausencia

Subo al cuarto piso por segunda vez, detrás de la puerta no hay nadie igual que antes, solo puedo ver a través de un agujero, un cuarto extraño, vacío. Nadie atiende.

Una angustia invade mi garganta, el atardecer me camufla en la oscuridad, observo en lo alto las luces que tartán iluminar la ciudad, las vitrinas de los locales son pequeños mundos construidos por su sistema, las personas que se encuentran ahí dentro son nada mas que los mismos en promocionarlos.
No entro a ninguno, prefiero la compañia para entrar en un mundo desconocido, ya se que a veces puede resultar una debilidad, pero hasta el momento es mi fobia.

En esta situación actual observo la injusticia y las diferencias en desmedro de la felicidad.

Ni un correo a sido respondido, la hermana limpia la casa a pesar de su enfermedad, para que ayudarla si ha sido injusta. después de esa escena me dirijo a las lineas del tren y contemplo un cielo un poco nublado que tapa a ratos al sol, observo las construcciones abandonadas y saco un pastel para comerlo mientras disfruto de tal espectáculo sepia. Era un lugar que no conocia por eso era encantador ya que no pareciera que estuviera en al ciudad en que tantos años he estado, era un pequeño mundo, que a diferencia de las vitrinas este nadie lo promocionaba y era capaz que entrase en el la enfermedad humana.

Dibujo los techos multicolores que cubren las casas, que se observan desde acá arriba. Cientos de colores militares, y me remonto a un pasado que se reconstruye en mi mete, a pesar que yo no he vivido en el, solo pienso en lo sucedido y en la carga emocional que poseen los lugares por las acciones que los hombres depositan sobre ellos.

Hoy he regresado de un viaje de montañas, verdes forrajes, rocas megalíticas y azules profundos. Ahí se cría un niño bello, de padres jóvenes; cada vez crece la ansia del propio. La carretera llamaba al sueño, se proyectaba un futuro utópico.

Fue un viaje sin fotografías, solo el recuerdo fotográfico de pequeñas imagenes sin color reconstruirán lo sucedido.

Llegó a casa.

El Samuel me da miedo, Raul.

Subo al cuarto piso por tercera vez, detras de la puerta no hay nadie igual que antes, solo puedo ver a traves del agugero un sitio lugubre y sucio. Da lo mismo no me he bañado en tres días y mi mamá ahora viene a decirme que mi gato esta vivo y que tiene otros dueños y que hasta le han cambaido el nombre, se podria reclamar? si era de nosotros, pero ya no podra dormir en la panera, ni subirse a las alturas del refrigerador o de los muebles y vigilar desde ahi a las nanas ladronas como lo hacia con nosotros.

Pobre señor, me vendio un film nacional y no lo puedo visionar ya que no tengo el proyector de cine, igual no es una mega produción a lo hollywood, pero es la escencia de ver algo extraño que nadie sabe de que se tartará.

Y cual será la funcion de un calcetín si tiene agugeros. Es como aquella niña rubia que tomaba cerveza con hielo, o cuando de mi sale lo animal y como papas fritas que caen en una mesa sucia de un pub, adornados de la historia de miles de codos que se posaron en ella. "El samuel me da miedo, Raul". Enegria acumulada, salvajisto eyaculador, subimos a un resfalin en el cual no te podias deslizar y solo quedamos sentados en fila. El pelo largo de una mujer sostube para que no se callera de la embestida que le di, un rostro a diez centimetros del suelo quedo.

El movimiento de las cinco diferenciales en el caño, algo de mal gusto, prefiero el de mis colegas el que fue callejero y de dos a la vez.
Semana de fiestas, situacion que se da una vez al año, doloroso, pero conciliador a traves del reencuentro.

Con hambre, al otro día un amigo me compra una sopaipilla de la calle, hace mas de un año que no las como y recuerdo bien cuando en esa fecha todos los lunes de un semestre caminaba a tu casa... y al otro día a clases de foto. Camara estenopeica y fotogramas.

Malditos vasos fragiles, ya se han quebrado seis con solo tocarlos. Malditos vasos pequeños que quedan ahora.

18 de ellos se han quebrado desde que llegamos a este nuevo hogar que alberga amigos visitantes. Amigos visitantes que han quebardo mas de uno de ellos.

Hoy de vuelta a escribir, subo al cuarto piso y por fin alguien me abre la puerta, espero solo en una sala en la que que puedo observar toda la ciudad, a veces me cuestionaba se valia la pena volver a sonreir, ahora con solo observar la magestuocidad de las montañas al frente, el día despeja la niebla que tenia atado mis brazos y piernas.

Empiezo a enloquecer, llevo varios días sin salir de casa, como un hermitaño, apenas como, duermo mas de la cuenta